cincuenta y cinco datos curiosos de eli

(En alevoso plagio a don Ruy Feben)

1. Cuando tengo sueño, me dan escalofríos. Y cuando tengo frío, me da sueño. Es un círculo vicioso bastante contraproducente.

2. En la regadera, siempre me enjabono primero la pierna derecha.

3. Cuando era bebé, hablaba y me comportaba como adulto. Mi madre siempre estuvo muy orgullosa al respecto. Quizás por eso, comencé a hablar chiqueado a los 16 y entré en la pubertad a los 18.

4. Duermo con el iPod en Random cronometrado a apagarse solo después de treinta minutos, mientras juego solitario. Muchas noches, me peleo con los audífonos que buscan ahorcarme, ingratos; pero si no escucho música, siento que no puedo conciliar el sueño. Claro, es una necesidad adquirida, antes leía y escuchaba mi Walk-Man.

5. Era una niña muy alta y muy delgada, dejé de crecer a los 11 años.

6. Me rompí la nariz de un piñatazo (era piñata de barro) en Tapalpa, Jalisco.

7. En el mismo viaje, vi cómo mataban a un puerco que después comieron de tantas formas fue posible, yo no comí nada. Quizás desde entonces perdí un poco de apetito por la carne.

8. Podría vivir a base de queso, pan, pescado, helado y agua natural.

9. Nunca tomo hielos si puedo evitarlo. Reminiscencia de cuando era cantante y tenía que cuidar los cambios drásticos de temperatura en la garganta.

10. Mis manos son enfermizamente pequeñas. Uso las mismas pulseras de alpaca de cuando tenía diez años. Aún salen y entran. No conozco a nadie de mi edad a quien le queden también. Por lo mismo no puedo ser concertista de piano. Mis manos no alcanzan la octava.

11. He tenido el pelo de todos los largos y de varios colores. Es en lo único que he sido realmente rebelde. Guardo una trenza de mi propio pelo en el closet, de la vez que recibí el corte más drástico.

12. Soy muy constante. He desayunado un sándwich de lunes a viernes el 98% del tiempo desde que entré a pre-primaria. Primero de mantequilla, luego de jamón y queso, ahora de pechuga de pavo, queso philladelphia y mostaza.

13. Soy diezmesina. Iba a nacer un 3 de enero, nací hasta el 24, creo que estaba muy a gusto. A partir de entonces, he sido bastante puntual.

14. No es verdad que no tengo cosquillas. Nací provista de un código de seguridad y sólo después de deshabilitarlo, pueden hacerme reír. Con los años, se ha vuelto casi inquebrantable. Desde que cumplí los 10, sólo un par de personas lo han logrado. Quizás por eso, me fascina hacerle cosquillas a los demás.

15. Me matan los susurros y los besos en el cuello. Aún más cuando vienen acompañados del número 23.

16. De niña, tenía que entrar a un cuarto y pegar mi espalda a la pared o ver detrás de mí a través de un espejo TODO EL TIEMPO. Me daba miedo que alguien me atacara por la espalda. A veces, sigo sintiéndome observada.

17. Cuando fui a Inglaterra a vivir, la verdad es que fui a Hogwarts. En los libros, JK Rowling cambió la profesión de mis padres de Oftalmólogos a Dentistas, eso explica mi bushy brown hair y tantas otras cosas...

18. Cuando hablo de “cosas serias” comienzo a pensar en inglés y me cuesta mucho trabajo mantenerme en español.

19. No soy vegetariana, soy payasa. No como carne roja desde hace once años, más por costumbre que por creencias.

20. De niña, no me aceptaron en el coro por desafinada. Comencé a cantar por necedad. Me encantaría que el profesor Adolfo me escuchara ahora…

21. La primera canción que compuse fue a un muñeco de peluche que se llamaba Kasandra. ¿La canción? “Para koalas”. A Kasandra la robaron fuera de Nutrición, con mi perrito que tocaba Para Elisa y todos mis otros muñecos.

22. Colecciono beanbags y todos tienen nombre. ¿Ejemplos? Efelante el elefante, Pato disléxico, Elmer el Alce, Nejo el conejo.

23. Amo una buena loción. Cuando olí Crave de CK la primera vez, fue maravilloso. Después me di cuenta que era loción y no perfume de mujer. De todas formas, hice todos los esfuerzos que pude para oler a Crave siempre.

24. Cuando me va a bajar, siempre me pongo llorona y nostálgica.

25. Tengo un magnetismo incontrolable hacia los balones, en el sentido más estricto de la palabra. Siempre, SIEMPRE van hacia mí, generalmente hacia mi cabeza, y soy tan torpe, que nunca puedo detenerlos con gracia.

26. Odio empacar. Odio más desempacar. Vivir de una maleta puede llegar a ser frustrante. Pero, me encanta viajar.

27. Cuando estaba por salir de la prepa, aún no decidía si estudiar Matemáticas, Filosofía, Letras Inglesas, Canto, Teatro o Medicina. Quizás por eso me titulé como licenciada en Comunicación.

28. Regresé de Europa porque me prometieron algo que nunca pasó. La verdad, no me arrepiento.

29. Soy alérgica a los gatos, a muchos perros y al polvo. También me da dermatitis cualquier cosa. Hago cicatrización queloide y tengo estrías.

30. Cuando me rompió la nariz la piñata, se me desvió el tabique, por eso tengo un seno PARANASAL más grande que el otro. Desde que me lo enderesaron, ronco cuando estoy incómoda, tengo frío o estoy mormada. Quizás fue la cirugía, quizás es herencia.

31. Me encantan las primeras veces en todos los sentidos, estrenar ropa y años. Estoy completamente segura que los días que estreno calcetines, nada puede salir mal; y cuando estreno algo, me jalo la oreja derecha, siguiendo una arcaica tradición que me enseñó mi madre, “para que me dure”.

32. Amo estar enamorada. Me es casi imposible des-enamorarme. Pero lo he logrado en alguna ocasión.

33. A veces paso el tiempo pensando en cómo reaccionaría la gente si tuviera una enfermedad terrible, digna de una película de Hallmark.

34. De repente me doy cuenta que mi madre vive dentro de mi cabeza. Eso me hace recordar la frase del HHH Oscar Wilde: “All women become their mothers, that is their tragedy. No man ever does, that is his.”

35. Una vez me hicieron una regresión por hipnosis. Fui una niña inglesa de familia acomodada en la segunda mitad del siglo diecinueve. Tenía un abrigo precioso y la niñera me acompañaba por las tardes a pasear en el parque. También fui cirquera, tenía un affair con el trapecista y David Lamb era mi hermano. Los dos teníamos un acto en la cuerda floja. Cuando estaba aprendiendo (en esta vida) a caminar por la cuerda floja, tuve un flashback terrible, aún no sé si el flashback fue de la otra vida o de la regresión.

36. Mi papá me dice Bubulina y Calabaza Mayor. Mi mamá sólo me dice Elisa cuando está muy enojada, dice que se puede gritar más fácil que mi nombre completo (como me llama normalmente). En la familia soy La Flaca o La Flais. Con mi hermana y mi prima, somos Las Tres Desgracias. Odiaba que me dijeran Eli, me recordaba a un libro que leí de niña, de Heli el Helicóptero. Ahora me encanta, pero sólo cuando me lo dicen con minúsculas. Así: eli.

37. Si fuera caricatura, sería una mezcla entre Lissssssa Simpson y Buggs Bunny.

38. Si fuera X-men sería Jean Grey.

39. Si fuera personaje de libro sería Jane Eyre (Hermione no cuenta, Hermione SOY a secas).

40. Sé tejer (con una y dos agujas), coser, bordar, cocinar, armar joyería, hacer repujado, repostería y reparaciones pequeñas. Pero nunca me he dedicado a ser excelente en ninguna de estas artes.

41. Tengo varias cicatrices menores: un cuatro romano en la rodilla, una rajada en la planta del pié, otra en el dedo índice de mi mano derecha (que cambió mi huella digital, ¡mugres ardillas de los Viveros, nunca les vuelvo a dar cacahuates!), otra en mi nariz por hacerla de avestruz en mi clase de payasos, tres de la varicela (vientre, ceja y pecho); pecas en los hombros y la nariz, lunares por todos lados, uno de ellos es blanco.

42. Mi sentido del humor consiste en simplezas, sarcasmo y cosas muy grotescas. A lo único que le tengo verdadero asco es a la saliva fermentada y a la hipocresía.

43. Nací con dos malformaciones. De una, me di cuenta hace dos meses por síntomas secundarios. De la otra, se dio cuenta mi mamá antes que cumpliera los dos meses de edad: tenía el pie chueco. Por eso, tuve un yeso en la pierna derecha por un año y toda mi infancia usé zapatos ortopédicos.

44. Soy feliz en el escenario. He actuado prostitutas, tuberculosas, soldados, damas de sociedad, hijas consentidas, espíritus del aire, amantes infieles, duendes traviesos, payasos regañones, leonas soñadoras, hijas del rey de los mendigos, novias celosas y burros. No quise ser Sandra Dee porque, ella soy todos los días.

45. Mi libro de cabecera (literalmente) es The Complete Works of William Shakespeare.

46. Estoy segura que moriré una viejita muy viejita. En primer lugar, porque mis dos abuelas murieron de 93 años, en segundo porque tengo la línea de la vida más grande que he visto. Aún así, la vida me ha enseñado que no siempre tengo la razón (y que todo es más bello cuando llueve algodón de azúcar).

47. Odio leer libros traducidos, si puedo leerlos en el idioma original, lo hago. Lástima que no hablo más idiomas.

48. Puedo leer Latín, Italiano, Inglés, Español, Francés, Alemán… pero es una cosa que tiene que ver más con pronunciación y sentido común, que viene de una necesidad para cantar, que con comprensión real.

49. He cantado en el teatro San Jerónimo, en el teatro Telmex, en la Sala Netzahualcóyotl, en el teatro Carlos Lazo, en el teatro San Ángel en la Sala Chopin, en la sala de mi casa, en un camión en Insurgentes, en una góndola en Venecia y en mi regadera.

50. Le abrí a Bobby Pulido frente a 4,000 sombrerudos. Se fue nuestro audio y me gritaron “Mejor mueve el culo”, y, pues, lo moví.

51. En el carro, escucho noticias siempre, menos cuando estoy obsesionada por alguna canción. Me pone nerviosa llevar pasajeros. Manejo más tranquila sola.

52. Nunca me han organizado una fiesta sorpresa, ni llevado serenata. Ambas cosas me encantarían.

53. Iba en el kinder la primera vez que estuve segura que iba a morir. En una alberca, quise dar maromas como las “niñas grandes” no logré salir del agua. Recuerdo ver la superficie como a un metro de distancia, sobre mí, y pensar que nunca iba lograr salir y que moriría ahogada. Un señor me vio, metió su mano al agua, la tomé y me sacó. Recuerdo su brazo, pero no su cara.

54. Odio ir de compras, menos cuando compro para hacerle un regalo a alguien que quiero.

55. Me encanta releer todo lo que escribo; recordar todo lo que vivo; y compartir mis momentos.