Masses
De mis épocas de universitaria, una de las clases que más recuerdo, es cuando me explicaron la teoría de la “aguja hipodérmica”… que explica que, a través de los medios masivos, le inyectas al público contenido y forma y que todos reaccionarán de la misma manera: como una masa. Está comprobado que no es así de fácil, que cada persona es su propio mundo y recibe la información de acuerdo a los paradigmas que ha adquirido durante su vida, nunca generando los mismos significados que la persona de al lado, ya sea su amigo, su hermano o un completo extraño…
Pero, definitivamente algo nos sucede cuando estamos empacados en un cine, en un salón o en un estadio…
En un partido de futbol, los rostros se comienzan a borrar cuando miles de personas vestidas con azul y crema cantan y saltan a la par, como si formaran parte de un ritual de guerra africano… Es de verdad primario e hipnotizante; el gol nunca se grita con más ganas ni se vive con más fuerzas…
En el cine, el miedo se siente más y la carcajada sale más fácil (y no es por la pantallota o el surround sound, si no por el resto de la gente que está compartiendo las mismas emociones que uno)… Por eso a Amelie le gustaba ver la cara de los espectadores en las escenas críticas de una película…
En un concierto, la piel se eriza con una melodía que puedes escuchar tres mil veces en tu carro, en el tráfico, sin acercarte al mismo resultado; y las decenas de millares de encendedores y celulares prendidos, parecen antorchas o veladoras en una devota marcha de adoración… Así me pasó cuando fui a ver a U2 el pasado febrero…
Sí. Los eventos masivos nos vuelven masa, nos regresan a lo básico y gutural y al mismo tiempo, a algo casi espiritual… ¡Me encantan!
Claro, también tienen su lado negativo… muy negativo… Si Joey pudo llegar a escribirle a Monica una carta amenazante cuando se unió a la turba-pide-galletas del pasillo, no nos debe sorprender que sucedan cosas como éstas en el estadio… Te vuelves impotente ante las masas, y eso asusta más que cualquier película en el cine más grande, más ruidoso, más oscuro y más lleno del mundo…
Besos, mis queridísimos no lectores, e.
Pero, definitivamente algo nos sucede cuando estamos empacados en un cine, en un salón o en un estadio…
En un partido de futbol, los rostros se comienzan a borrar cuando miles de personas vestidas con azul y crema cantan y saltan a la par, como si formaran parte de un ritual de guerra africano… Es de verdad primario e hipnotizante; el gol nunca se grita con más ganas ni se vive con más fuerzas…
En el cine, el miedo se siente más y la carcajada sale más fácil (y no es por la pantallota o el surround sound, si no por el resto de la gente que está compartiendo las mismas emociones que uno)… Por eso a Amelie le gustaba ver la cara de los espectadores en las escenas críticas de una película…
En un concierto, la piel se eriza con una melodía que puedes escuchar tres mil veces en tu carro, en el tráfico, sin acercarte al mismo resultado; y las decenas de millares de encendedores y celulares prendidos, parecen antorchas o veladoras en una devota marcha de adoración… Así me pasó cuando fui a ver a U2 el pasado febrero…
Sí. Los eventos masivos nos vuelven masa, nos regresan a lo básico y gutural y al mismo tiempo, a algo casi espiritual… ¡Me encantan!
Claro, también tienen su lado negativo… muy negativo… Si Joey pudo llegar a escribirle a Monica una carta amenazante cuando se unió a la turba-pide-galletas del pasillo, no nos debe sorprender que sucedan cosas como éstas en el estadio… Te vuelves impotente ante las masas, y eso asusta más que cualquier película en el cine más grande, más ruidoso, más oscuro y más lleno del mundo…
Besos, mis queridísimos no lectores, e.
2 Comments:
Coincido contigo.
Necro.
pero no puedes negar que esta Masa es de las mejores...
besos grandes querida Eli (yo sí puedo llamarte Eli, verdad?... en honor a los diminutivos con los que nos hacíamos llamar...)
... Masaya
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